martes, 26 de abril de 2016

Las Tecnologías de la Información y Comunicación y la resistencia al cambio en el ámbito educativo



Estamos en tiempos de cambio, no cabe ninguna duda; es una cuestión de debate en cualquier foro, incluido el educativo. Este hecho pone de manifiesto que prácticas antiguas en educación no son muy efectivas en el siglo XXI. El sistema educativo es el primero que debe estar con los cambios y atender las nuevas demandas de la sociedad y de los individuos, por lo que nuestro quehacer tiene sentido en tanto que estemos abiertos a los cambios y tendamos hacia aquellas experiencias pioneras con resultados satisfactorios en lo que son buenas prácticas educativas.

El papel del docente y su compromiso ante los retos que el sistema educativo enfrenta de cara al proceso de globalización mundial y apertura tecnológica, no puede verse separado de la realidad del contexto en que se desarrolla su profesión.

El mejoramiento de la actividad docente y las mejoras educativas deben tener un carácter voluntario. Por eso la invitación para los docentes a participar, asumir las innovaciones, ensayar nuevas estrategias de enseñanza, reflexionar sobre su propia práctica docente, proponerse metas de desarrollo personal, si se logra que los docentes acepten la invitación esto será un inicio para el cambio.

Díaz y Hernández (2002), refieren que “el trabajo del docente aún se centra en transmitir conocimientos (información), que el alumno procesa, es un animador, es supervisor, es guía el proceso de aprendizaje, es investigador educativo, pero en la actualidad se pretende crear un proceso de construcción del aprendizaje, donde se destaca el papel activo del estudiante es decir aprender a aprender” (p. 69).

Mucho se ha hablado de las tecnologías de la información, del acelerado y vertiginoso avance de éstas y su impacto sobre la sociedad. Para bien o para mal, la utilidad de las tecnologías ha sido ampliamente significativa, en todos los campos y ámbitos de actuación de la humanidad.


Sin embargo, existe un elemento trascendental que afectara y marcara el éxito o fracaso de la apropiación de la tecnologías, específicamente en el ámbito educativo y no es otro que “la resistencia al cambio” aunque suene absurdo, aun son muchas las personas que se resisten al uso de las tecnologías, de la computadora y todos sus componentes, así como las diversas aplicaciones que ofrece la web para facilitar los procesos de enseñanza – aprendizaje.

Conscientes de todas las bondades que pueden ofrecer los avances tecnológicos, así como la amplia gama de métodos y estrategias que garantizan la fluidez, rapidez, captación, de los contenidos programáticos, así como lo versátil y creativo que resulta la utilización de todas estas herramientas. Son muchos los declarados analfabetas tecnológicos, con muchas justificaciones para no permitirse adentrar en tan vasto mundo de las TIC’s.
 
 En este mismo orden de ideas, es necesario acotar, que no todos los cursos o contenidos programáticos se prestan para utilizar medios audiovisuales, o virtuales. Dependiendo de sus características se emplearan estrategias que exijan mayor presencia por parte de los actores educativos. Pero esta claro que en mayor o menor medida la utilización y apropiación de las tecnologías en el ámbito educativo sin duda alguna traerá consigo mayor rendimiento, mejor desenvolvimiento y actuación frente a los retos exigidos, la transferencia de información se hará de manera más efectiva y organizada. Mas didáctica, interactiva y significativa.


Las posibilidades que estos avances ofrecen y la necesidad de este tipo de experiencias en las actuales instituciones han promovido proyectos que buscan la efectividad de los diseños didácticos apoyados en redes, y sobre todo, una mayor implicación del estudiante en las actividades de grupo y en la interacción.

Lo fundamental aquí no es la disponibilidad tecnológica, también debe atenderse a las características de los otros elementos del proceso didáctico y en especial al usuario del aprendizaje. Por otra parte, implica cambios en las claves organizativas en cuanto a combinación de los escenarios y la configuración de servicios integrados de aprendizaje.


Estos nuevos servicios, fundamentados en el concepto de campus electrónico, campus virtual o campus en-línea, vendrían a integrar en un mismo sistema de distribución de la formación los diversos escenarios. Donde se promueva políticas que orienten al facilitador a incursionar en la innovación tecnológica y obtener una mejor disposición en la utilización de estas herramientas.

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